Los niños han jugado un papel importante en los conflictos que regularmente han estallado en Uganda.
De echo, fueron reclutados por grupos armados que los secuestraron a una edad temprana; y vivieron bajo las condiciones más atroces.
Las jóvenes fueron violadas y luego secuestradas de sus hogares. Habiendo caído en manos de estas facciones armadas, se vieron obligados a prostituirse y fueron constantemente maltratadas por sus captores.
Numerosos niños se convirtieron en miembros activos de grupos armados.
Por orden de sus comandantes, asesinaron y masacraron a familias enteras.
Los actos violentos que han presenciado, cometido y sufrido durante la infancia tendrán un efecto a largo plazo en su salud física y mental.
La imagen de esos actos permanecerá con ellos por el resto de sus vidas y sus personalidades cambiarán para siempre.
Reintegrar a esos niños en la sociedad civil es complicado. Han conocido solo la violencia y la crueldad durante muchos años y les resulta difícil regresar a una vida normal.